En el Génesis se dice que Adán y Eva incurren en el pecado por comer la fruta prohibida de la sabiduría y que es Eva la que incita a Adán a probarla. Eva, la tonta que se dejó engañar por la serpiente y que fue la culpable de convencer al pobre Adán para que incurriera en pecado.
Eva, la que resultó ser una creación de 2ª categoría, salida de una costilla que le sobraba a Adán, para servir de complemento y “entretenimiento” para él, que se aburría en el paraíso.
En realidad Dios, hombre al fin, lo que no quería era que la mujer alcanzara la sabiduría.
Ya con ese mal comienzo, quedó determinado el supuesto destino segundón de las mujeres.
Lo dijo Safo (Grecia, 650-580 a.C.), que fue la primera poeta occidental conocida: “Alguien se acordará de nosotras en el futuro”.
De estas palabras nos separan casi 3.000 años en los que las mujeres han recorrido un largo camino hasta hoy.
Si ser mujer ha sido, y es aún en algunas culturas, sinónimo de personas de segunda categoría, es obvio que el camino de las mujeres escritoras, ha sido doblemente difícil, nada más que por atreverse a infiltrarse en un espacio exclusivamente masculino, como lo es el hecho de: PENSAR.
Hay un chiste que circula por Internet (algunas lo habrán leído, otras no), pero viene al caso, por eso se los voy a relatar:
“Una mañana, un marido vuelve a su cabaña después de varias horas de pesca y decide dormir una siesta. Aunque no conoce bien el lago, la mujer decide salir en el bore. Se mete lago adentro, tira el ancla y se pone a leer un libro.
Viene un Guardián en su lancha, se acerca a la mujer y dice:
—Buenos días, señora ¿qué está haciendo?
—Leyendo un libro —responde ella pensando “¿no es obvio?”
—Está en zona restringida para pescar —le informa él.
—Disculpe oficial, pero no estoy pescando, estoy leyendo.
—Sí, pero tiene todo el equipo, por lo que veo podría empezar en cualquier momento, tendré que llevarla detenida.
—Si lo hace, lo tendré que acusar de abuso sexual —dice la mujer.
—¡Pero por qué, si ni siquiera la toqué!
—Es cierto, pero tiene todo el equipo. Por lo que veo, podría empezar en cualquier momento.
—Disculpe, señora, que tenga un buen día —dijo el guardia, y se fue.
MORALEJA: Nunca discutas con una mujer que lee. SABE PENSAR.
Más allá del chiste, esta frase final nos dice algo muy importante. Una mujer que lee, sabe pensar.
Fray Luis de León (monje agustino - Salamanca 1550) escribió (entre otras cosas un texto denominado LA PERFECTA CASADA, en la que recomienda a la mujeres permanecer en silencio y aprender a leer pero jamás a escribir ya que “no podía saber más que el hombre”.
Otra opción que le quedaba a las mujeres que no pudieran casarse era el convento, pero también era peligroso dedicarse a escribir, como le sucedió a Santa Teresa de Jesús que fue perseguida por la Inquisición.
Para evitar los prejuicios sobre mujeres escritoras, las hermanas Bronté (Charlote, Anny y Emily (todas escritoras inglesas) escondían sus escritos en el canasto de las papas, porque la cocina era un lugar al que los hombres no deseaban acceder y para poder publicar, utilizaron seudónimos masculinos De sus plumas salieron grandes clásicos de la literatura universal como es “Cumbres Borrascosas”
Muchas excelentes escritoras quedaron eclipsadas por los hombres de su entorno, como María Teresa León, compañera de Rafael Alberdi y escondida a su sombra. Lo mismo sucedió con la poeta Norah Borges, hermana de Jorge Luis Borges; Zenobia Camprubí (traductora de Rabindranath Tagore), quedó tapada por el trabajo literario de Juan Ramón Jiménez por dedicarse a ser esposa, secretaria, agente, amiga y confidente del escritor… y la extensa lista continúa.
Y muchas mujeres han publicado sus obras a nombre de sus esposos, quienes usufructuaron de honores mal habidos.
Entonces, si muchas tuvieron que esconder sus escritos, recurrir al seudónimo o sufrir la usurpación de sus obras por parte de varones, en muchos casos de sus propios maridos, a queines parecía corresponder ese derecho… ESO TAMBIÉN ES VIOLENCIA DE GÉNERO.
Hay una cuestión terminológica y es que con la etiqueta “escritura femenina” se designa tanto la escrita por mujeres como la que tiene contenido femenino, es decir, aquella que se centra en la experiencia de ser mujer.
La enorme escritora Rosalía de Castro decía: "No dejan pasar nunca la ocasión de decirte que las mujeres deben dejar la pluma y remendar los calcetines de sus maridos". "Los hombres miran a las literatas peor que mirarían al diablo... Y si alguno de verdadero talento aprecia lo que has escrito ¡ay de ti entonces!, ya nada de cuanto escribes es tuyo... Tu marido es el que escribe y tú la que firmas...".
Actualmente, si bien las mujeres hemos conquistado lugares importantes en la literatura, todavía tenemos que soportar que muchos críticos literarios se empeñen en separar la literatura “femenina” de la masculina, cuando en realidad se debería evaluar la buena o mala literatura, sin importar de quien provenga.
Y he comprobado personalmente que esa mirada subjetiva continúa presente. Participé de un certamen literario con un seudónimo masculino. Y me premiaron. Pero cuando abrieron la plica y se dieron cuenta de que no era un varón, medio en broma medio en serio, me dijeron que “los había engañado” usando ese seudónimo. Seguramente, si hubiera firmado como “amapola” o “mariposa azul”, el premio no me hubiera sido concedido.
Julia Chaktoura, escritora argentina.
Julia Chaktoura, escritora argentina.
Querida y admirada Julia, te felicito por este comentario con el que me siento absolutamente identificada. Aparte de reconocerte como una gran escritora y gran amiga, te reconozco también como una gran potenciadora de las mujeres a tu alrededor, entre quienes me cuento.
ResponderEliminarQuiero sumar a tu comentario la idea de que toda persona o institución que niega la incorporación de las mujeres, no confía en sus criterios, y de esta manera deja afuera los objetivos de la mitad de la raza humana.